— "Maestro, ha llegado mi turno de nacer y estoy lista para emprender el viaje", le dijo sin ocultar el entusiasmo que le invadía.
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domingo, enero 05, 2014
Cuento de Año Nuevo
— "Maestro, ha llegado mi turno de nacer y estoy lista para emprender el viaje", le dijo sin ocultar el entusiasmo que le invadía.
domingo, marzo 31, 2013
Cuentos breves de las Siete Palabras - 7
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Cuentos breves de las Siete Palabras - 6
lunes, abril 02, 2007
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viernes, abril 14, 2006
Cuentos breves de las Siete Palabras - 4
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Cuentos breves de las Siete Palabras - 2
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Cuentos breves de las Siete Palabras - 1
Por Pablo Emilio Buitrago Rugeles
lunes, abril 03, 2006
Al Encuentro
viernes, septiembre 02, 2005
Me encanta Dios
Autor: Jaime Sabines
De: Otros poemas sueltos, (1973-1993)
"Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en
serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la
mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente.
Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe
con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o
Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos
portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos
conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la
lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga
al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida —no
tú ni yo— la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero
¿que importa si el universo se expande interminablemente o se
contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y
distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es
tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho
—frente al ataque de los antibióticos— ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus
soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o
pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el
bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las
nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda
tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas
alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la
tierra que cambia —y se agita y crece— cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de
mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis
hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra
más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la
noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios."
jueves, mayo 12, 2005
La presencia de Dios
Un hombre susurró:
¡Dios, habla conmigo!
Y un ruiseñor empezó a trinar. Pero el hombre no prestó atención.
Volvió a pedir:
¡Dios, habla conmigo!
Y un trueno retumbó en el espacio. Pero el hombre no le dio importancia.
Pidió nuevamente:
¡Dios, déjame verte!
Y una luna enorme brilló en el cielo profundo. Pero el hombre ni se dio cuenta.
Y, nervioso, empezó a gritar:
¡Dios, muéstrame un milagro!
Y nació un niño. Pero el hombre no se inclinó sobre él para admirar el milagro de la vida.
Desesperado, volvió a gritar: ¡Dios, si existes, tócame y déjame sentir tu presencia aquí y ahora!
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro. Pero él, irritado, la espantó con la mano.
Desilusionado y en lágrimas siguió su camino, vagando sin rumbo.
Sin preguntar nada más. Solo y lleno de miedo.
(Texto indígena Cherokee, citado por Leonardo Boff)
Fuente: http://leonardoboff.com/
martes, mayo 10, 2005
¿Por qué espiritual?
Por Pablo Emilio Buitrago
Los periodistas somos cazadores incorregibles. Salimos diariamente a cazar noticias. Escudriñamos en las “fuentes” de información, siempre atentos a las pistas que nos lleven al hecho novedoso, aquél que está allí esperando para ser contado por un periodista que tenga “olfato” para descubrirlo y darle forma de primicia.
Para ser precisos, no todos viven en esa cacería, pero sí la mayoría. Nos atrapa lo anecdótico, lo curioso, lo insólito, lo absurdo, lo que está fuera de lo común. Algunos, que no olvidan su vocación primigenia, buscan la información que sirve a la gente, que trasciende, que despierta, que le aporta a la vida.
Pero, no nos digamos mentiras: la noticia que más vende es la muerte, la tragedia, el dolor, el escándalo. “Vende”, un concepto comercial que unido a lo noticioso se convierte en espectáculo. Y hay suficiente público para eso. Por suerte, todavía un grupito de periodistas soñadores seguimos pensando que la información es un bien público; que no sólo las noticias “malas” son “buenas”; que el periodismo también construye comunidad.
Pero incluso el periodismo mejor intencionado se queda en lo externo, en el ropaje de los acontecimientos. Muchas veces no va más allá del registro. Los que más lejos avanzan, investigan y tratan de profundizar para encontrar el porqué, hacen seguimiento por un tiempo, relacionan hechos, esbozan procesos, analizan, proyectan y brindan un contexto de los hechos a las audiencias para que ellas saquen sus conclusiones. Sobre los “hechos”, reales, verificables, contrastables, tangibles.
¿Y qué hay de lo invisible? ¡Señales de alarma! ¿Un periodista hablando de lo invisible? ¿De lo espiritual? Eso está bien para los predicadores, dirán algunos. Y así pensaba yo hasta hace poco, cuando comprendí que también hay verdades intangibles que pueden ser comunicadas. Porque eso somos: comunicadores. Mensajeros en el mejor sentido de la palabra.
Esto que yo llamo Periodismo Espiritual pretende en cierta forma escudriñar esa parte de la realidad del ser humano, que si bien no es evidente en principio, sí existe. No olvidemos que el ser humano es mente, cuerpo y espíritu. Entonces, ¿Por qué dejar de lado el relato periodístico de una parte importante de nuestro ser?
Así, de entrada, pienso que habría dos maneras de entender el ejercicio del Periodismo Espiritual:
Uno, Sobre lo espiritual, es decir, sobre las manifestaciones de la espiritualidad, que incluyen lo religioso como fenómeno sociocultural, pero que va más allá de lo religioso. Un periodismo sobre lo espiritual se abre al diálogo de corrientes religiosas y movimientos espirituales de cualquier tipo, a las expresiones externas de la espiritualidad: símbolos, rituales, etc. En este sentido, podría considerarse como tema, sin apartarse de las formas tradicionales del periodismo, aunque considero que la temática misma daría lugar a la innovación en la forma de abordarla.
Dos, Desde y En lo espiritual. Es un concepto más complejo y, sin duda, discutible. Como “mensajero”, el periodista espiritual está en capacidad de comunicar espiritualidad con la palabra. Esto es, convertirse en puente entre el espíritu y la mente, entre la fe y la razón, entre la fuerza interior del ser humano y su entendimiento. Yo lo considero válido. Algunos dirán que en este caso el periodista deja de serlo, para volverse predicador. Desde mi punto de vista, todos somos en cierta forma predicadores. Cada uno tiene una verdad que expresa, comparte y, llegado el caso, está dispuesto a defenderla, con argumentos o sin ellos. De hecho, los periodistas predicamos como valores “la veracidad”, “la imparcialidad”, “la independencia profesional” y todos, o casi todos, estamos dispuestos a luchar por la defensa de la libertad de expresión y de prensa, por considerarlo un derecho fundamental conquistado por la humanidad. Y no faltan ejemplos de heroísmo en esta causa que, por desgracia, ha cobrado la vida de periodistas ilustres. Son valores, son intangibles, que se materializan en el quehacer diario del periodista.
Personalmente, si tengo que elegir entre una objetividad sin alma y una subjetividad responsable, prefiero la segunda. El periodista no debe temerle a lo subjetivo, siempre que sea honesto al expresarlo.
Algo concedo de antemano a la crítica: No puede haber Periodismo Espiritual sin algo de fe; sin que se acepte que también la revelación, es una forma de conocer. Por eso, sé que varios no estarán de acuerdo con este planteamiento, pero quiero dejarlo ahí y seguir profundizando en él. Y, por qué no, llevarlo a la práctica.