Por Pablo Emilio Buitrago Rugeles
PRIMERA PALABRA
Tema: Perdón
Los mejores años de su vida habían
transcurrido en esa prisión. Camino a la puerta que lo devolvería a la libertad
recordó la escena del juicio cuando fue condenado, veinte años atrás. Vio de
nuevo los rostros de los falsos testigos que mentían sin pudor, con la mano
sobre la Biblia. “Jura decir la verdad y solamente…”. La verdad os hará libres,
pero ¿qué era la verdad? Todos estos años había tenido tiempo para reflexionar
sobre ello. Ante sus ojos aparecieron las pruebas fabricadas por los
investigadores y avaladas por el fiscal como evidencia irrefutable, el dedo
acusador de los familiares de la víctima, bocas que hablaban de justicia y ojos
que clamaban venganza. Sus oídos ensordecieron otra vez con el golpe del
martillo, cuando el juez de la causa pronunció la sentencia: culpable. “¿Qué es
la culpa, si no la llevas dentro?”, pensó. La puerta se abrió de par en par. De
pie junto a la reja, con un sobre en la mano, estaba su abogado. “El juez me
pidió que se lo entregara personalmente. Ahora, que se ha comprobado plenamente
su inocencia, no puede estar en paz con su conciencia”. El hombre apenas miró
el sobre y continuó sin afán. El abogado habló de nuevo: “Estoy listo para la
demanda; vamos a cobrar lo que le hicieron”. El hombre suspiró y miró al
abogado. –No, no pienso demandar. “No entiendo. Fueron veinte años de injusta
condena”. –Así es y no quiero prolongarlos; que hoy se sepa la verdad es
suficiente para mí. “¿Cómo?”, preguntó con asombro el abogado. –No hay rejas
que puedan aprisionar a un espíritu libre. Eso lo comprendí desde el día en que
hice mías las palabras del Señor: “Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen”.
1 comentarios:
Definitivamente, tus palabras deben ser parte de tu corazon... conozco un ser que como el de tu cuento perdono a su asesino... simplemente no queria que el pasara una navidad en la carcel. es mucha la grandeza de un ser que ve la vida asi.
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